El Señor envía el Espíritu Santo

(Juan 16:1-11)

Dios es el Padre.
No porque llegamos a tener la sabiduría de Dios
sino porque hemos recibido la vida y hemos sido redimidos de la deuda
por la sangre de Jesús,
Dios nos constituyó ser llamado sus hijos
en Jesucristo.
Es lo que el Espíritu Santo testifica.
La fe es conocer el pensamiento de Dios
que nos llamó a ser sus hijos.
Aunque éramos enemigos de Dios
cuando éramos incrédulos,
ahora nuestro espíritu está en Cristo.
La vida espiritual
es tomar las condiciones que Jesucristo tuvo en su tiempo de la carne
como su propia cruz.
Aunque sus condiciones en los días de la carne eran miserables,
Jesús tuvo la felicidad de servir a Dios
y el gozo de preservar la verdadera esperanza y de guardar el Espíritu Santo;
y la felicidad de tener el poder celestial.
Y el gozo de ser heredero de los cielos.
Es la vida en tiempo de la carne impulsada por el Espíritu Santo.

 

Aunque nuestra condición material no cambia de inmediato
por guardar el Espíritu Santo en nuestro espíritu,
sí abre las condiciones espirituales.

 

Si lo entendemos
no apostataremos de la fe.
Así que tengamos la fe espiritual estando llenos del Espíritu Santo.

 

Aunque no tengamos dinero, seamos espirituales.
Y aunque no tengamos un buen trabajo
Seamos espirituales.

 

¡Que mi espíritu esté lleno del Espíritu Santo!
¡Que mi espíritu esté lleno del Espíritu Santo!
¡Que mi espíritu esté lleno del Espíritu Santo!



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