Dios
es el Padre de Jesucristo
y es nuestro Padre.
Jesús es el Dios
que vino en forma de carne.
Nuestro espíritu es eterno,
nació por la sangre de Jesús.
La carne vuelve a la tierra cuando cumple su tiempo aquí
y el Padre eterno de nuestro espíritu
es Dios.
El Espíritu Santo
es quien lo testifica (Romanos 8:16-17).
No se puede recibir el Espíritu Santo por la obra del hombre
sino por la gracia de Dios.
Aun así
los que desean recibir el Espíritu Santo
deben orar con todo denuedo (Hechos 1:4)
Los que tiene la fe verdadera deben buscar la plenitud del Espíritu,
por su espíritu.
En el tiempo de la carne,
Jesús oró sin cesar.
◎ No se ve ni se puede tocar al Espíritu Santo.
Solo se puede conocer por sus obras
que se manifiestan sobre los que lo han recibido.
◎ Hoy no se alejen
de su propio Jerusalén
sino que esperen la promesa del Padre que oyeron de Jesús.
◎ Aunque no sabían cuándo se cumpliría la promesa de Jesús,
los discípulos se reunieron orando con todo denuedo en el mismo lugar
para recibir el Espíritu Santo.
※ ¡Que mi espíritu ore con todo fervor para recibir al Espíritu Santo!
¡Que mi espíritu ore para estar lleno del Espíritu Santo!
¡Que mi espíritu viva por el Espíritu Santo!