Dios
es amor.
Jesús a quien Él envió
es el unigénito Hijo de Dios (Juan 3:16)
y el redentor del hombre (Mateo 1:21).
En el principio era el Verbo
y el Verbo era Dios (Juan 1:1).
Todas las cosas fueron constituidas por la palabra de Dios (Hebreos 11:3).
Finalmente aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros.
Aunque fue acostado en un pesebre (Lucas 2:7),
Él es la salvación, lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14).
Aunque nació de mujer,
Él fue concebido en una mujer virgen por el Espíritu Santo (Mateo 1:25).
Aunque nació en una familia pobre,
Él es el Rey de los reyes que posee todas las cosas (Mateo 2:2).
Él se hizo carne por amor a nosotros, siendo rico se hizo pobre,
para que con su pobreza nosotros fuésemos ricos (2 Corintios 8:9).
Y por sus heridas
fuimos sanados (1 Pedros 2:24).
Él quitó el pecado del mundo por morir en la cruz (Juan 1:29)
y el Espíritu Santo da testimonio acerca de Él (Juan 15:26).
◎ Alcemos los ojos, ¡veámoslo!
Él estuvo en un pesebre
por no haber tenido lugar en dónde estar.
◎ Abramos nuestro corazón para recibirlo.
El pesebre donde Él estuvo
es nuestro corazón.
◎ Reflexionemos sobre nosotros mismos, ¡sigámoslo!
Él obedeció al Padre
siendo humilde.
※ Él no es un niño, sino el Salvador humilde y manso.
Él fue hecho carne y vino a este mundo
Así que nuestra fe debe nacer de nuevo.