Dios
no cambia.
En Él no hay mudanza, ni sombra de variación (St 1:17).
La razón por la que
salvó al mundo por medio de Jesús
es para cumplir la palabra prometida (1 Pedro 1:20).
Como
Él es el principio y el fin (Apocalipsis 21:6),
la fe que nos dio es igual (Juan 3:16).
El diablo es el ángel caído (2 Pedro 2:4),
que no mantuvo su posición de autoridad (Judas 1:6).
Es el ángel que peca desde el principio (1 Juan 3:8).
El diablo engañó al primer hombre, a Adán (1 Timoteo 2:13-14)
y ahora también tienta al mundo con su engaño (Ap 12:9).
Así que debemos estar despiertos, resistiéndolo (1 Pedro 5:8).
Cuando la fe tiene fidelidad, no cambia.
Debe ser santo desde el principio hasta el fin (Apocalipsis 14:4).
Sea quien sea,
incurre en condenación si quebranta su primera fe (1 Tim 5:12).
El Espíritu Santo lo dice claramente (1 Timoteo 4:1-2)
y nos advierte para guardar la fe.
◎ No se dejen engañar.
Si son abominables ante los ojos de Dios,
tendrán cauterizada la conciencia.
◎ La fe siempre debe ser santa.
La fe es la vida fiel
que siempre guarda al Santo.
◎ Si están ensuciados por las costumbres de este mundo,
deben arrepentirse de inmediato y recibir el perdón de Dios.
Y deben santificar su espíritu ensuciado.
※ Vivifiquemos nuestro espíritu.
Guardemos la fidelidad de nuestra fe
vivificando nuestro espíritu.