Dios
nos da la bendición.
Él
nos da la bendición eterna que pertenece al cielo (Salmos 21:6)
y la bendición que pertenece a la tierra (Efesios 6:2-3);
la bendición eterna que viene del cielo (Mateo 16:17-19)
es por medio del Hijo,
y la bendición de la tierra es por el mandamiento (Dt. 4:40).
Por lo tanto,
no se pueden rechazar la bendición y la vida, menospreciándolas (Dt 30:19-20).
Si
Él ordena la bendición (Malaquías 3:10),
los santos la reciben con “amén” (Deuteronomio 27:15-26).
Y
debemos dar gracias
por lo que nos ha dado y lo que nos dará (Deuteronomio 16:15-17).
Ésta es la promesa de Dios (Salmos 105:8-10),
es el testimonio escrito en la Biblia (Mateo 4:4),
y es el deber de la iglesia (Efesios 1:23).
Es el testimonio de los cristianos que tienen esperanza (Mt 8:4)
y es lo que conmueve al Espíritu Santo (Hechos 2:44-47).
◎ Demos gracias por lo que vivimos hasta ahora.
Demos gracias con corazón íntegro
recordando su guía.
◎ Demos gracias por el pan de cada día que nos ha dado.
Demos gracias con corazón íntegro
reconociendo la vida que nos ha dado diariamente.
◎ Demos gracias por la salud que nos ha dado.
Glorifiquémoslo con corazón íntegro
creyendo que Él tomó la enfermedad de mi hogar.
※ Demos gracias en todo,
recordando la fiesta solemne de agradecimiento.
Todo lo que hacemos para darle gracias es la confesión especial de la fe.