Dios
es justo.
Su promesa llega hasta mil generaciones (Lucas 1:72-73)
y su gracia es eterna (Salmos 106:45).
Él
envió a su Hijo en forma de hombre para padecer la muerte (Jn 3:16).
Jesús
es la gracia y la verdad y la puerta del poder (Juan 1:17).
Así que
si no fuese por Él,
nadie puede venir a Dios (Juan 10:1).
Jesús
es la puerta abierta
para venir a Dios (Juan 10:9).
Busquemos el poder de Dios
y busquemos siempre su rostro (Salmos 105:4-5).
Esta
es la promesa de Dios y su mandamiento (Hechos 1:4).
El Espíritu Santo no solo enriquece a nuestro espíritu,
sino también hasta las coyunturas y los tuétanos (Hebreos 4:12-13)
El Espíritu Santo viene para cumplir la promesa de Dios.
◎ Anhelemos el poder de Dios.
Anhelémoslo con todo el corazón.
Anhelarlo es la fe.
◎ Busquemos el rostro de Dios.
¿Quién puede ver su rostro?
El que lo anhela, puede verlo.
◎ El hombre se pierde
porque no lo puede ver.
Quien recibe su poder no se pierde.
※ No estemos confundidos,
sino que obedezcamos a Dios oyendo su palabra.
Humillémonos a nosotros mismos y dependamos de Él.