Dios
es todopoderoso.
Él
creó el cielo y la tierra por la palabra (Hebreos11:3).
Envió la palabra (Salmos 107:20),
nos sanó de la enfermedad y nos rescató de la ruina.
Él
nos exhorta por la palabra (2 Timoteo 3:15-17)
y nos da la vida por la palabra (Juan 12:50).
Su palabra es su poder (Lucas 1:37)
y la verdad eterna (Juan 1:1).
El verbo que se hizo carne (Juan 1:14)
tomó nuestra enfermedad en su cuerpo (Mateo 8:17)
y redimió nuestro pecado siendo crucificado en la cruz (1 Pedro 2:24).
Esta es nuestra fe (Hebreos 11:1).
Por eso,
la palabra en el culto es dinámica (Hebreos 4:12).
Abunda la sanidad y la gracia de la redención.
Esta palabra es la nueva autoridad (Marcos 1:27).
El Espíritu Santo recuerda esa palabra (Juan 14:26)
y obra conforme a la palabra.
◎ Debe haber poder en el culto.
El culto no es un sacrificio
sino es la hora en que se encuentra a Dios.
◎ En el culto la palabra es viva
y en él debe obrar la palabra.
La palabra proclamada en el culto es la verdad.
◎ El culto y la palabra obran juntos.
La palabra es la vida del culto.
El poder de la palabra es el poder del culto.
※ Concentrémonos en la palabra del culto.
Él nos habla por el espíritu
y nosotros recibimos la palabra por el espíritu.