Dios es vida Eterna.
Él creó este mundo por su palabra.
La palabra vino a nosotros haciéndose carne.
La palabra es la verdad,
ayer, hoy y para siempre es igual.
La fe es creer en la palabra, es la verdad.
Dios
da testimonio de su palabra con señales, prodigios y maravillas (Mc 16:20).
Por eso,
la palabra de Dios
cambia todas las cosas, incluso a nosotros.
La palabra nos da fuerza de abandonar la tentación de este mundo
para volvernos a Dios.
La palabra de Dios viviente da vida y esperanza aún a los muertos.
Vivir sin depender de Dios, según su propio pensamiento, es pecado.
Y negar la palabra de Dios es pecado y maldición.
Ser arrogante con el corazón endurecido delante de Dios
es el pecado que nos mata.
Si la palabra de Dios no tiene autoridad sobre mí,
morimos en medio del pecado.
Pero si su palabra tiene dominio sobre mí, en verdad puedo amar a Dios.
◎ Vivimos acorralados en una competencia desmedida
porque no tenemos la fuerza de la vida en cada uno.
Pero la palabra de Dios nos da la vida.
◎ La palabra de Dios
obra con fuerza en cada uno
para poder luchar la batalla buena de su espíritu.
◎ El Señor nos enseño cómo orar
para que esperemos el alimento que Él nos da justamente.
Pedir más es robar, es pecado y maldición.
※ El Señor viene pronto.
No seamos arrastrados por la corriente de este mundo sino cuidemos el espíritu.
¡Que mi espíritu anhele la palabra de Dios!